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Ironias y orgullo

Apreciamos la vida solo cuando vamos perdiendo pedacitos de ella, valoramos a las personas cuando las vamos perdiendo poco a poco, y nos damos cuenta de lo que tenemos cuando ya lo hemos perdido.

Somos tan idiotas, a veces hacemos un daño que no se repara con una simple tirita, aunque nos la ponemos porque hay que seguir, porque esa persona nos importa, porque quizás no pensó las consecuencias y sí, porque no decirlo, es más fácil mirar para otro lado que a los ojos de esa persona y pedir perdón, si con el tiempo se le olvida y ya, no es para tanto, pensamos.

Seguramente no lo es, seguramente en vez de tirita una palabra mágica a tiempo lo hubiera curado pero el orgullo muchas veces es más sabio que la modestia y la sinceridad.

Que ironías tiene la vida esas personas que a veces nos hacen daño son las que más queremos a nuestro lado, son las que pueden curarlo casi todo, suelen tener un poder sobrenatural que ellas desconocen para hacer de nuestro día un paraíso o un infierno, y que queréis que os diga, yo prefiero que lo sigan desconociendo, ya me ocupo yo mejor de mis días malos y buenos.

Pero no hay que abusar de tiritas, porque estas se gastan, y cuando se gastan, las heridas quedan al descubierto y se vuelven dolorosas, porque, queridos amigos, solo ocultaron una herida pero no curaron un corazón y cuando este se enferma duele mucho más que cualquier herida, y entonces si que es difícil de arreglar y aquí las palabras mágicas y lo poderes sobrenaturales empiezan a flaquear, y ya se necesita mucho más que mirar a los ojos y pedir perdón.

Y ahí igual nos damos cuenta de la persona que estamos perdiendo por idiotas, orgullosos, por no mirar a los ojos a tiempo, por no darnos cuenta que a veces inconscientemente o no, herimos, y hay que saber reconocer que no somos perfectos.

Ni tú ni yo somos perfectos ni pretendemos construir nada parecido, pero lo que no quiero es un corazón lleno de pinchazos con un montón de parches como si de una rueda se tratara no vaya a ser que en una de estas se desinfle y no quiero arriesgarme a eso. Utilicemos ese poder sobrenatural que ambos tenemos sobre el otro y mirémonos a los ojos que creo que no hay nada más bonito que una mirada cómplice de la he cagado, perdóname.

Amigos no nos demos cuenta tarde de esto, no aprendamos a valorar algo cuando ya no lo tenemos, no dejemos que los corazones se desinflen que volverlos a inflar cuesta mucho y siempre se quedan algo más flojos y ya no son iguales. Nada vuelve a ser igual.

Y como sé que a veces cuesta mirar a los ojos que quizás somos un poquito del orgullo fino y las palabras no son nuestras aliadas compraré un paquete de tiritas, pero solo uno.

Gracias por ser tú, por esconderte detrás de mi mundo de letras y ayudarme a plasmar lo que esto significa.

Gracias amigos.

PalabrasDel23/Erika


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