Creo en él

Me preguntaron una vez que si creía en un amor para toda la vida, no sé, contesté.

Esa pregunta me quedaba grande, tal vez si me la hicieran ahora sabría que contestar, lo tendría claro y un “no sé” no sería una respuesta válida.

Hubo una época en la que mi corazón adolescente no identificaba bien amor de capricho, no sabía controlar bien lo latidos, de repente se enamoraba locamente, o eso creía él, como que se rompía en pedazos, pero no duraba más de tres días roto. Creía que el amor era eso, latidos incontrolables acompañados de lágrimas, de vez en cuando algún que otro beso a escondidas, alguna mirada furtiva perdida entre la multitud y una sonrisa que sonrojaba mis mejillas Sí, eso era amor, pero no el amor verdadero, no el que vendría después.

Yo recuerdo, que pensaba que no podía querer más, y vaya si quiero más, pensaba que no existiría nadie que me removiera por dentro, no es que me remueva, es que sabe removerme por dentro y recomponerme por fuera sabe darme calor y frio según este el tiempo, según este yo, creía que nadie me robaría los sueños, y si, me los roba y los sueña conmigo.

Mi corazón adolescente no tenía ni idea de lo que la vida puede darte respecto al amor. No imaginaba cuanto amor podría guardar sin estallar en mil pedazos.

Y sí, creo en el amor para toda la vida, y también creo que solo hay un amor, el de verdad, que te roba parte de ti, que mueve tu vida, que te enloquece, te quiebra y te recompone. Un amor que camina contigo, hace de bastón y de pañuelo de lágrimas.

Creo que solo hay un amor con el que pierdes todos tus miedos, con el que sientes que te comes el mundo, el que hace que vuelvas a esa adolescencia donde los latidos enloquecían, pero nunca te suelta la mano, y esta vez los besos no se esconden y las miradas ya no son furtivas, son fuerza, complicidad, fuego…

Pero no sería justo que supiéramos esto siendo jóvenes, vivir un amor adolescente es imprescindible para reconocer después al amor de tu vida.

¿Qué cómo lo reconocemos?

Pues ahí me pierdo, yo lo supe nada más verle, así a lo lejos, en ese preciso instante me enamoré como nunca antes lo había hecho, pensé que mis pies se habían paralizado porque no alternaban pasos, mi corazón latía deprisa, muy rápido tanto que pensé que se daría cuenta, y eso me ponía nerviosa, y las palabras se enredaban y yo me quería morir. Sus ojos me miraban fijos, negros, creo que él no articulaba palabra tampoco, o yo no las escuchaba, solo sentía el pum pum pum que retumbaba en mi pecho.

Sé que es el amor de mi vida porque aún después de muchos años escucho ese latido acelerado, aún después, siento ese nerviosismo, y aún noto sus ojos negros fijos en mí, aunque crea que no me doy cuenta. Sé que es él porque me besa en la frente, delante del mundo, y sé que es él porque sufre si sufro, ríe si rio y llora si es necesario conmigo.

Y sé que es él porque sin él me quedo coja, y no ando ni hacia delante ni hacia atrás, me paralizo, y ya no escucho el pum pum pum… no siento frio ni calor, no rio ni tampoco lloro, ya no sueño, el reloj sigue andando pero mi vida se para. Y yo con ella.

Por todo esto, por ti, por nosotros, porque sé que los años tan solo suman amor, suman vidas paralelas una al lado de la otra, para siempre, por todo esto y más que guardo creo en el amor para toda la vida.

Y vosotros deberíais creer también, porque así la vida se vive más intensamente, todos los amores pueden ser para toda la vida, vividlo así desde el primer momento y así nunca tendréis la sensación de haber querido a medias.

PD: "TODO EL MUNDO DEBERÍA TENER UN AMOR QUE DURARA COMO MINÍMO TODA LA VIDA”

(bajo la misma estrella)

CON MUCHO AMOR, DEL BUENO ESE QUE NOS HACE LA VIDA MÁS BONITA

PalabrasDel23